Todo proyecto define unas obras y consta de memoria, gráficos y presupuesto.
. La memoria describe el proyecto y justifica su oportunidad y conveniencia.
. Los gráficos definen dimensionalmente lo general y particular del proyecto.
. El presupuesto lo evalúa económicamente considerando la cantidad y calidad de los materiales y su ejecución o puesta en obra.
A partir de este concepto básico del proyecto se reglamentan diversos contenidos obligatorios dependiendo del alcance y complejidad de la obra.
El alcance y complejidad nos define el marco legal del proyecto y su contenido y por ello es imprescindible objetivar esta relación en la memoria de todo proyecto, especialmente en los de obras no consideradas de edificación por la LOE, pues es en los que más tendremos que justificar que ciertos contenidos no son requeridos.
Debe contrastarse el alcance y complejidad de la obra con los ámbitos de aplicación que definen la LOE, la normativa territorial y urbanística, la funcional (usos, accesibilidad), la sectorial (costas, aguas, forestal, transportes, suministros, residuos, salud laboral...), la técnica (CTE, instalaciones).
Esto parece abrumador y lo es: requiere conocimiento de las normas, especialmente de sus objetivos y ámbitos de aplicación. Afortunadamente el COAG nos ofrece en su web una serie de completísimas fichas que nos ayudan.
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